
(Poner música : La alegría ahora sí que llegó)
1.-Vicio o acto primero
En la lontananza lacustre de la larga y angosta franja de tierra Re Privada de la Re Pública, (*) el tío rana-hombre buceaba con su escafandra, mientras aprovechaba de pilotear helicópteros, montar a caballo, surfear, comer ceviche y formar gabinetes ecuánimes, esperando con ansias incontenibles el día del encuentro con su sobrina gigante, quien le tenía la anhelada banda presidencial del áurea poderosa.
Mientras tanto, en la cercananza, la gigante y blonda sobrina dormía el sueño de los justos por saberse querida y salir incólume de su negativa a darle bonos de popularidad al FOME, FOME liliputiense Lalín.
2.- Vicio o acto segundo
La blonda gigante se pone en marcha por las calles atestadas de la capital del reino, saludando a los miles de embobados ciudadanos que darían su vida por poderla tocar, ver, sonreír. Y ella, lejana, distante, con su sonrisa radiante, dejaba llegar a su corazón de madera los agradecimientos del respetable público, sabiendo que era parte de los que habían ayudado a convertir a los votantes en fanáticos de su tío rana-hombre con escafandra misteriosa.
Mientras tanto, en la cercananza, el tío partía raudo, con las pequeñas manos sudorosas por la angustiada pasión de saberse el elegido, hacia su ineluctable y napoleónico destino final: ser coronado emperador del Reino Re Privado de la Re Pública (*)
3.- Vicio o acto tercero
. Llega el 11 de marzo, día del encuentro feliz entre la Blonda Gigante y su Tío Rana-Hombre Con Escafandra. El, emocionado por la larga espera, contiene a duras penas las ganas de gritar que es el más, más y el muy, muy y ella, sabiéndose protegida, se arroja a sus brazos, se sienta en sus faldas y le pide que se saque la escafandra para ponerle la banda presidencial.
Cuando Tío Rana-Hombre accede y se la saca, maravilla de las maravillas, comienzan a volar arco iris, promesas vanas, millones de empleos, felicidad a raudales, bonos de verano, invierno, primavera y otoño, la multitud cae en trance y eleva plegarias y bendiciones, los delincuentes lloran a mares, piden perdón, se arrepienten y se convierten en predicadores de la bolsa.
Epílogo
El Tío dormita extenuado por la felicidad y la gigante sobrina se pone a hibernar pensando que en cuatro años más ella usará la escafandra y el tío le entregará la ansiada banda presidencial.
(*) Frase original de Primi Tivo usada sin su consentimiento
Ricardo Farrú












