domingo, 31 de enero de 2010

Carta a la Redacción

Estimados amigos
¿Cómo se podría entender que después de 20 años de la tan mentada y hoy vilipendiada Concertación obtuviera un 48,39% de los votos válidamente emitidos? Este es un resultado que no es ni catástrofe, ni tragedia electoral, ni irrecuperable (Con excepción, claro está, para una parte de los que en las próximas semanas perderán la pega, pero eso ya es harina de otro costal ...). Y qué decir si nos ponemos a pensar que este 48,39% se obtiene después que la Concertación cometió hartos errores, dejó de cumplir hartas promesas (parte importante de las cuales nadie, en toda lógica, tenía la menor intención de cumplir), además de los enredos para mantenerse y perpetuarse en el poder y que muy a menudo se traducen en prebendas y beneficios para los ídem (y si no te gusta, como decía Gila, te cambias de pueblo), e incluso incurrió en algunos horrores, de ineficiencia y de corrupción que se hicieron públicos. ¿No habrá habido, entonces progresos y cosas positivas que permiten explicar una parte de este 48,39%? O deberíamos sólo creer que en política, lo único real, aunque mágico, son los sentimientos atávicos irracionales tipo nací en un seno de centro, de derecha o de izquierda (en estricto orden alfabético) porque así no más era nuestra familia o semejantes cosas lógicas?. Mientras tanto ahí esta está la historia, tal y como existe, y que, cuando llega el momento se lucha contra las minorías que concentran todo el poder y que de repente hacen caer los muros de Berlín y elevan el liberalismo económico a la categoría de panacea universal, inventando la teoría del “chorreo”. Y a los que no les toca, ya nos irá a tocar, puesto que como todo el mundo sabe, el optimismo es una de las mejores formas de llegar a viejo ... y ser feliz. En base a todo eso yo creo, que la tarea del Sebi va a ser mucho más difícil que la de cambiarse de reloj después de haber vendido la imagen juvenil y súper chori que puede servir para impresionar a no pocos, pero no para gobernar.
Por el momento, tal vez el mayor miedo y la peor tragedia no debiera ser el haber perdido las elecciones, sino el que una parte de los conocidos de siempre, cambien de barco porque tengan la impresión errada y difusa de que este se hundió definitivamente y como decía mi tío Raúl ... "A algunos no les gusta que les den, sino que los pongan donde háiga" ... Afectuosamente, George Shifrill desde París